sábado, 18 de julio de 2009

EL DESTINO TIENE "10 CARAS".


Habia pensado tambien,
llamar a este escrito, que no pretende si no ser una reflexión en voz alta:
"Dios es un dado de 100".
Los "iniciados" me entenderan enseguida.
Hace algunos años, tiempo despues de los tristes sucesos conocidos como los de "el asesino del rol",en los que un grupo de desalmados asesinaron a un hombre que esperaba tranquilamente el autobus para ir a trabajar.Todos los medios de información del pais, comenzaron una campaña durisima contra los juegos de rol, nosotros los jugadores y las librerias especializadas en esta apasionante afición.
Las televisiones vertieron en los ignorantes oidos del pueblo, toda la ponzoña amarillista que la credula audiencia fue capaz de digerir. Como ocurre siempre en estos casos, se alzaron multitud de voces supuestamente "cualificadas", que enumeraban los peligros de lo que parecia una nueva moda. Simplente porque no habian oido hablar jamas de los juegos de rol hasta que se produjo el cruel asesinato, o los confundian con videojuegos u otras actividades ludicas.
¡Con que desparpajo habla la ignorancia!.De repente por todos lados la gente hablaba de los juegos de rol casi como si de grimorios impíos se tratase. Y nos comparaban a todos con esos enfermos mentales que usaron un supuesto juego de rol como excusa para dar rienda suelta a su demencia.
Habiendo dejado claro este aspecto, quiero expresar lo que son los juegos de rol para mi.
Jugué por primera vez a los once o doce años. A esa edad yo ya era un voraz lector de comics y novelas.
Recuerdo que aquel verano mi amigo Juan, trajo de sus vacaciones un manual muy rudimentario, "SAM" se llamaba y durante un par de semanas nos estuvo convenciendo para jugar a algo que se llamaba "rol", y que prometía diversión y emociones sin fin, para nuestras ya de por si, sobre estimuladas y fantasiosas mentes preadolescentes.Aquel reglamento (sumamente básico, viéndolo ahora), se jugaba con dados de seis caras,(1D6) para nosotros, y presentaba un reglamento multitemporal, en que podíamos elegir entre jugar en el espacio, en la época actual o en mundo de "espada y brujería".Influenciados como estábamos por la lectura de "El señor de los anillos", la elección fue clara. A los pocos días todos teníamos nuestras flamantes "fichas" nuevas, y nos disponíamos a sumergirnos en un mundo calcado a la "Tierra Media" de Tolkien.Eramos un variopinto grupo de aventureros que tras haber prestado nuestros servicios como mercenarios en una reciente escaramuza entre dos nobles rivales,nos hallábamos ahora buscando un nuevo trabajo con el que llenar nuestra bolsa.
Juan se encargo de dirigir aquel "bautismo de fuego" rolero.Mi primer personaje se trataba de "Ralstun Duk", un rudo guerrero Enano, de excaso sentido del humor y asombrosa facilidad para solventar a hachazos cualquier disputa que se presentase.Antonio "el kalvo", se creó un enorme guerrero bárbaro humano dotado de pocas entendederas y muchos centímetros de acero que empuñar.Y Hugo, interpretaba una suerte de "kender" hechicero,con una clara predilección por las "fireballs".
En aquellas primeras partidas, el tiempo volaba y siempre llegaba la hora de regresar a casa en el momento mas emocionante.
Se encendían las luces, se guardaban los libros y las fichas y volvíamos a ser chicos normales con vidas normales.
Creo que jugar a rol es como beber "Guiness", o no te gusta en absoluto, o te engancha.
Y a mi desde luego me enganchó.Poco a poco fueron llegando otros reglamentos mas técnicos y nos abrieron una amplísima paleta de posibilidades: La llamada de Cthulhu, Star wars, Rune quest o Stormbringer. Cada uno de estos juegos nos permitían cada vez que teníamos algo de tiempo libre convertirnos durante unas horas en miembros de la alianza rebelde, en intrépidos investigadores de horrores cómicos armados con subfusiles Thopson o temerarios exploradores de los "Reinos Jóvenes", en busca de fortuna en las ruinas de la torre de un hechicero melnibones.
Dicen que los roleros somos niños grandes, y puede que sea cierto, pero, ¿no es menos cierto que todo el mundo a querido alguna vez colgar su "piel" de una percha y vestirse la de otro yo?
Lejos de nuestros trabajos o estudios, lejos en definitiva, de la rutina.
¿Que tiene de malo el desconectar de vez en cuando?, hay quien va al cine o a un partido de fútbol.
Yo sin embargo prefiero sentir ese escalofrío cuando el dado de cien corre por la mesa y termina marcando irremediablemente tu destino.Ese preciso instante en el que un decaedro decide lo que pasara con ese personaje con el que has compartido tantos momentos y esfuerzos, como si de las moiras de la mitología griega se tratase.
Al fin y al cabo solo es un juego con el que pasar el tiempo y que ocurre en nuestra imaginación.
Pero todos los niños hemos jugado alguna vez a "Indios y vaqueros", (por cierto nos vendían la moto de que los indios eran los malos.) , el que mas y el que menos a discutido alguna vez con su mejor amigo de la infancia sobre quien a disparado primero. Pues bien, con un juego de rol no solo sabes quien lo hizo en primer lugar, si no que sabes si la bala lo mató, o solo fue un rasguño.
Dejando aparte este pequeño guiño de humor.Nuestros detractores desconociendo totalmente el tema, creen que son algún tipo de ritual oscuro. Y tienen parte de razón, es un maravilloso juego en el que casi por arte de magia, uno deja volar su imaginación, y es mucho mas importante recuperar aquel antigüo manuscrito que contiene la invocación del "innombrable", que el trabajo que nos espera el lunes por la mañana.
Que los dados os sean propicios...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los dados seguro que nos seran propicios...y concluiremos nuestra aventura de la mejor forma posible, intentando solventar los posibles ataques psiquicos y fisicos...Levantemos la espada en pro de la fantasia, la creatividad y la locura de sonreir para poder sobrevivir en esta realidad que nos engulle en silencio.

Silvia