viernes, 5 de marzo de 2010

HACE TRES AÑOS...




Los protagonistas de este "homenaje",
abrieron sus ojillos curiosos hoy hace 3 años en una granja-criadero de Nueva York. No quiero ni pensar en las visicitudes que tuvieron que pasar hasta recalar en mis manos...
Como decía, los abrieron y no han vuelto a cerrar esos ojos inexprevivos a veces pero infinitamente curiosos. Con una obsesión casi enfermiza por absorver información del mundo que tiene a su alrededor.

Esta noche han dormido en mi habitación, (para disgusto de mi madre...), y lo primero que he visto al abrir los ojos, ha sido a Logan, tumbado boca arriba en la cama de abajo mirándome fijamente.
Es como si su pequeño cerebro se "resetease" cada noche para poder descubrir un mundo nuevo al día siguiente.
Mi reacción ha sido empezar una frenética persecución por toda la cama, que el animalito se ha tomado, (tal y como pretendía), como si le fuese la vida en ello: saltaba nervioso emitiendo sus característicos gruñiditos, se escondía entre los pliegues del edredón y y cuando le daba la espalda, amagaba mordiscos que pretendían ser amenazantes.Él siempre se despierta de buen humor, otro tema muy distinto es "V". Cuando Logan se ha cansado de pelear con mi mano, he dirigido mi atención a encontrar a la princesita. No está entre sus costumbres el madrugar, y después de mirar en cajones, cajas y entre la ropa de la noche anterior, la he encontrado totalmente dormida, metida en una mochila. Después de despertarla con toda la delicadeza de la que he sido capaz, he intentado repetir el juego con ella, pero la señorita, no es amiga de peleas ni potreos a esas horas de la mañana y menos, claro está, en día de su cumpleaños.
Después de desperezarse durante un buen rato, estirándose en posturas imposibles para cualquier otro animal que no fuese [ como pequeñas serpientes peludas] tal y como decía Miguel Delibes en su obra "El Hereje",(gracias Mercedes por tu regalo de cumpleaños del año pasado). Consintió de mala gana una mi sesión de caricias y arrumacos con la que suelo obsequiarlos cada mañana.
Un rato después cuando "V" ha recuperado todas sus funciones motoras, se han olvidado de mi y se han entregado a una lucha fratricida por el control de una bolsa de plástico. Primero uno y más tarde el otro, han ido tomando el gobierno de la nueva plaza, en un ejercicio de alternancia política de la cual deberían tomar ejemplo algunos gobernantes...
Hoy como regalo especial llevan un par de horas disfrutando de la libertad que el estar solos en el salón, les aporta. De vez en cuando curiosean entre mis tobillos o trepan por mi pantalón para ver a que dedico tanto tiempo sentado delante del ordenador.Principalmente Logan, ya que las habilidades como escaladora de "V" aun tiene que pulirse un poco. A esto hay que sumar que cuando Logan trepa primero, se dedica a abortar los torpes intentos de su compañera. Pero si algo define la personalidad de estos animales es sin ninguna duda la perseverancia, y tras unos cuantos asaltos ambos se pelean en mi regazo por ver quien me "ayuda" a teclear.
No quiero si no expresar mi amor por estos animalítos, que con su incansable búsqueda de juegos y nuevas aventuras domesticas, me obligan a reír y a recordar con dulce melancolía una vida que ya no tengo, pero que sin embargo me permitío conocer a estos bichejos entrañables. No solo ellos sino por supuesto "Elric" su ausente predecesor, son dueños vitalicios de uno de esos trozos de corazón que se van desprendiendo casi a cascotes de mi en los últimos meses.
Así pues, hace tres años, que ahora me parecen treinta, llegaron a este feo mundo, dos fragmentos de belleza en estado puro. Que se ganaron mi admiración y cariño eternos. Y que me hace preguntarme como es posible que nadie encuentre placer en dañar a estas pequeñas maquinas de dar cariño, que solo piden a cambio un poquito de comida, una mano amenazante por las mañanas con al que pelear y una bolsa de plástico que convertir en su castillo...


1 comentario:

Arioco dijo...

Perdonad el patetico editor de texto de esta pagina, que coloca los espacios donde le da la gana.