sábado, 23 de enero de 2010

Un año sin ti...



Hace un par de días se cumplió el triste primer aniversario de la muerte de Sara. Ya hace un año..., es curioso como pasa el tiempo.
Sarita compartio conmigo toda su vida, y la mitad de la mia. Era un miembro indispensable de la familia, que con su dignidad felina, aportaba un poco de paz a esta convulsa casa.
Ella vigilaba sus dominios domésticos, desde su trono amarillo del salón. Y nos miraba divertida, seguramente pensando:- "Están locos estos humanos."

No se muy bien como hacer honor a su recuerdo, con mis torpes palabras, pero desde luego, algo se retuerce hoy en mi interior, invitándome a compartir contigo, algo de lo que se me murió aquella madrugada eterna. Que no fue solo una gata, o una mascota. Fue en cierto modo, lo que me llevo a escribir hace tanto tiempo. Mi creencia firme en que hay ahí fuera, algo mas de lo que palpamos con nuestras incrédulas manos. Algo que solo se puede describir usando la poesía, y algo de lo que sin ningún genero de dudas forma parte el gato. ¿Que tendrá este animal?, que fascina a propios y extraños con sus pasos pícaros y elegantes.
Yo se que desde que llego a este mundo, (a mi armario para ser exactos), se gano mi corazón y mi mas profundo respeto y admiración desde aquel día, hasta la noche de su muerte.
Durante toda mi vida, le he dedicado poemas, mas o menos acertados, Pero jamás logré plasmar en papel lo que realmente significó para mi.
Muchos lo han intentado, desde luego plumas mas ágiles y versadas que la mía. Pero nadie siquiera a llegado a rozar la superficie de el maravilloso misterio que supone el gato.
Aquellos que amamos a estas criaturas, y que en algún momento hemos compartido nuestra vida con ellos, conocemos bien esa sensación de orgullo que significa sentirse compañero de tu gato. Y digo bien, compañero, porque los gatos no hacen amigos facilmente, y como decía Neruda, "Yo no suscribo, yo no conozco al gato".
Solo se, que hace una año desapareció de mi vida, ya que no de mi recuerdo, una de las dos cosas mas bellas que han pasado por ella, que poco sabia yo, que meses después me abandonaría la otra...
Se bien, que ahora estas en algún lugar inspirándome y susurrandome versos al oído como antaño, y que si algún día nos reencontramos, volveremos a compartir tardes de lectura y sofá.
Hasta entonces, sigues siendo una anotación en mi larga lista de cuentas pendientes con Dios, signifique lo que signifique esa palabra...
Ven, bello gato, a mi amoroso pecho;
Retén las uñas de tu pata,
y deja que me hunda en tus ojos hermosos
mezcla de ágata y metal.
Mientras mis dedos peinan suavemente
tu cabeza y tu lomo elásticos,
Mientras mi mano de placer se embriaga
al palpar tu cuerpo eléctrico.
A mi señora creo ver. Su mirada
como la tuya, amable bestia,
profunda y fría, hieren cual dardo,
Y, de los pies a la cabeza,
un sutil aire, un peligroso aroma,
Bogan en torno a su tostado cuerpo.
El gato.Las flores del mal-Boudelaire.

lunes, 4 de enero de 2010

Nada...

Y se me saltan los puntos del alma

cada vez que rezo en vano

a tu silencio frió,

a tu mirada ya desviada

a esa lágrima de alegría

convertida ahora solo en lágrima.



Como un pecho que se desgarra

para mostrar el vacío debajo

la indiferencia a los lados

y el amargo dolor,

por encima espolvoreado.

Como polvo de estrellas

de esas ya muertas

de las cuales solo vemos añejos retratos

tiritando en un cielo

cada vez mas resquebrajado,

colgadas cual títere,

de una mano sorda

y ciega a nuestras suplicas vacilantes.



No hay orden ahí fuera,

ni conciencia suprema,

que nos guíe en la negrura.

No hay bondad ni amor

en una despedida camuflada

de calor y recuerdo.

No quedan mas que espinas

que exhalo cada mañana,

al abrir los ojos y ver manchada,

mi cama de tu ausencia,

mi alma de tu aliento

con sabor a viaje remoto

y mi vida enredada en la nada.



Cuan fácil fue engañarme,

creer que habría mas besos,

mas mañanas de té y menta,

otras noches en el valle

que separaba mi tierra,

de tu preciosa tierra.



Casi prepare tu maleta,

cargada de todo menos de mi,

nuevo continente viejo,

nueva experiencia ajena,

nueva vida en la que no entraba la mía...



Si hubiese sabido que seria el ultimo,

aún te estaría besando,

te atraparía en mi rocoso abrazo,

te amaría como los demás aman al mañana,

como los otros aman la vida,

como yo ansió la nada...



John 4-1-10.